Pues aquí continúan los ejercicios de escritura, por ahora voy al día, espero que a alguien le guste este relatillo de ná ;)
Segundo de muchos. Ejercicio de escritura libre 09-08-2014 (Ascendió)
Ascendió.
Cada vez más y más. Mientras
tanto, desde abajo le voceaban: ¡déjalo ya!, ¡deja de pensar!, ¡ignora a tu
inquisidor interno!, ¡dame veneno que quiero morir dame veneeeeeno!, pero ni
cantando lo conseguían.
Él, haciendo caso omiso, siguió
con su debate interno, con su debacle de tiempo, con un monólogo interior
incesante, una lluvia de interrogantes sin respuesta: ¿lo sentirá? ¿lo habrá
pensado alguna vez? ¿se piensan estas cosas o solo se sienten sin más? ¿si se
piensan más se sienten menos? ¿y al revés?
De cuando en cuando caía en la
cuenta: cuanto más pensaba más ascendía, cuanto más ascendía más se alejaba de
ella. Eso le hacía sentir inquieto, aún más, suspiraba y bajaba un poco, pero
volvía a devanarse los sesos con cábalas infructuosas.
Volvió a ascender.
El globo aerostático en el que
parecía haberse convertido alcanzó velocidad de crucero.
Llegó un momento en el que tan
solo podía ver los edificios. En alguno de esos estará ella –pensó. Desde luego
parecía que no había vuelta atrás. Poco a poco fue quedando abajo lo que ya
solo parecía una maqueta, propia de esas pelis de Godzilla, de las buenas… las
antiguas… no esas mierdas en las que se empeñan en no mostrártelo de cuerpo
entero, como un señor.
Siguió ascendiendo.
Los rayos solares comenzaron a
hacerse realmente insidiosos: repiqueteaban juguetonamente en su coco, como si
tuvieran vida propia, algo impropio por otra parte de algo tan inerte. Le recalentaban
cada vez más por encima de las cejas: ¡como si no tuviera ya bastante!
Y el caso es que las laceraciones
solares eran cada vez más desagradables, lo que le recordó entre tanto
pensamiento (miradas, sonrisas, palabras dichas y calladas etc.) que el sol
estaba ya a tiro de piedra. ¡Rápido! ¡pellízcate! ¡hazte una paja! ¡lo que sea
pero para ya! ¡bah! era inútil, lo sabía de sobra, se conocía de sobra.
La gente ya no era visible, y la
ciudad, más que a una maqueta, se asemejaba ahora a un circuito integrado.
Tampoco podía oírlos ya, desde hacía bastante rato, pero volvía a escuchar sus voces,
ahora en su interior (¡déjalo ya! ¡para el carro!). Y es que parecía que solo
pudiera hacer caso a lo que acabara formando parte de su yo interno, lo que
llevaba tiempo, por lo cual, siempre estaba en el mundo con retraso. Y ahora,
viéndolo en conjunto, parecía que tenía bastante sentido que en esos circuitos
integrados debería de haber de sobra personitas especiales para todos, por pura
matemática debía ser así, pero siempre se le dieron tan mal las matemáticas…
era más de letras.
Poco más podía ascender ya. No
sin quemarse. Y es que el sol estaba llamando ya a su puerta, literalmente.
–¡Oiga! ¿caballero?... es a usted…
¿me va a responder o tengo que incinerarlo?
–¿Sí? –salió repentinamente de su
ensimismamiento– disculpe, disculpe…
–Que me preguntaba… ¿no será
usted uno de esos gilipollas que llega hasta aquí por pensar demasiado no? –retoricaba
el astro rey.
–Pues… sí, va a ser que sí
–torció el gesto encogiéndose de hombros.
–¡Vaya hombre que putada!...
–resopló llamas– siento decirle que tenemos poco rato de charla, de aquí a poco
será usted pensador a la brasa.
–Sí…y mire que estaba prevenido
ya ¡eh! ¡ni por esas! ¡si es que no aprendo!
–Su naturaleza ¿no?
–¿Eh?
–Sí hombre, que supongo que es
parte de su naturaleza ¿no?, como la mía la de abrasarlo.. lo siento, en serio,
no es deliberado.
–¡Ya, ya! no se preocupe hombre
–sonrió– si el imbécil soy yo, tendría que haber pensado menos, eso es todo.
–Ya…
–Y estaría ahí abajo… con el
airecito, relajado y pisando tierra firme…
–Bueno… como dicen allá… ¡la
cabra tira al monte! ¿no? –le devolvió una flamante sonrisa.
–¡Ya le digo! ¡si más que cabra
fuera un cabrón!... –se elevó un poco más.
–¡Para hombre para! relaja un
poco, a ver si al menos nos dura algo más la charlita.
–¡Lo siento! Si es que… –suspiró.
–¡Si es lo que ya le dije antes!:
la naturaleza que no perdona, le entiendo perfectamente créame. Yo por ejemplo,
sin ir más lejos, no puedo parar de quemarlo todo, es algo… como compulsivo
¿sabe? es bastante difícil hacer amigos así.
El joven, que se había quedado de
nuevo como en standby, tardó un poco en reaccionar: –¡amm sí, sí! ¡debe ser
jodido sí!
Se hizo un incómodo silencio de
unos segundos, al Sol le incomodaban mucho esas mierdas, así que intervino:
–¿en que piensas? –Rápidamente reparó en su error e intentó desdecirse, pero…
De nuevo ascendió, hasta chocar
–¡Cochifrito frito! –Dijo el
amigo Sol tras resoplar– ¡Hay que joderse!
Ascendió by Francisco José Tamaral Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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