PUTOS FRIKIS
-¡Putos frikis! -esputó y volvió a asomarse por la ventana.
Seis metros más abajo, una miríada de otakus correteaban hacia el salón del manga.
Bernardo acumuló a marchas forzadas toda la saliva que pudo, forzó con un carraspeo que el verde de su incipiente resfriado se mezclara con la parte más líquida de su regalito, y lo dejó caer. Newton hizo su trabajo y el rostro de un naruto en la treintena recibió la ráfaga líquida.
-¡Hijo de la gran puta! ¡Tus muertos, cabrón! ¿Quién ha sido, eh? ¡Baja, cabrón!
El hombre sonrió convenientemente escondido.
Cuando dejó de escuchar al insistente chico, se apuró a terminar de ponerse su camiseta del Villanovense de la cascarria C.F. y su bufanda a juego, para terminar de equiparse con un pito naranja de estos de hacer un ruido del averno.
Abrió la puerta y se fue al campo, como todos los domingos.
-¡Bah! ¡Putos frikis!
Seis metros más abajo, una miríada de otakus correteaban hacia el salón del manga.
Bernardo acumuló a marchas forzadas toda la saliva que pudo, forzó con un carraspeo que el verde de su incipiente resfriado se mezclara con la parte más líquida de su regalito, y lo dejó caer. Newton hizo su trabajo y el rostro de un naruto en la treintena recibió la ráfaga líquida.
-¡Hijo de la gran puta! ¡Tus muertos, cabrón! ¿Quién ha sido, eh? ¡Baja, cabrón!
El hombre sonrió convenientemente escondido.
Cuando dejó de escuchar al insistente chico, se apuró a terminar de ponerse su camiseta del Villanovense de la cascarria C.F. y su bufanda a juego, para terminar de equiparse con un pito naranja de estos de hacer un ruido del averno.
Abrió la puerta y se fue al campo, como todos los domingos.
-¡Bah! ¡Putos frikis!

PUTOS FRIKIS by Francisco José Tamaral Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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