Él
Ya liberado del alzacuellos, la sotana y los calzoncillos, apuro el vino sobrante de la homilía. Abro la biblia y leo en voz alta: «Busquen, como los niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos, si es que han probado ya la bondad del Señor. 1 Pedro 2:2-3 RVC».
Él me espera en una esquina; con su mirada en oblicuo, perdida, mucho más allá del enlosado de la sacristía al que apuntan sus ojos.
Me acerco y le susurro:
—¿Sabes que toca, hijo?
—¿Honrar a dios...?
—Así es.
Él me espera en una esquina; con su mirada en oblicuo, perdida, mucho más allá del enlosado de la sacristía al que apuntan sus ojos.
Me acerco y le susurro:
—¿Sabes que toca, hijo?
—¿Honrar a dios...?
—Así es.
Él by Francisco José Tamaral Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario