miércoles, 28 de octubre de 2015

Micro relato. DESNUDO.




DESNUDO

Aún recuerdo el primer ataque. Aquella lluvia de dientes, aquellos cuerpos sangrantes tambaleándose incesantes hacia mí. Recuerdo el súbito bajón de tensión que me sobrevino al resbalar en las duchas, el no poder parar a vestirme, esquivando un masticador tras otro (así les llamamos). Desnudo y chorreando me deslizaba entre cuerpos de dos tipos: unos con miedo... otros con hambre. Cuando logré salir del gimnasio, el otoño me azotó dejándome aterido. Por suerte logré verlas y alcanzarlas. No estaban heridas; dejé de sentir frío.
Huimos de la ciudad.
Villa Marina era el nombre del cortijo en el que acabamos viviendo un par de meses: un sitio apartado y apenas afectado por aquella locura. Un lugar perfecto. Lo limpiamos e hicimos un plan de defensa y aprovisionamiento. Nuestra suerte fue tal que llegamos incluso a sentir aburrimiento.
Fue entonces cuando encontramos aquel sótano.
Ahora me encuentro aquí: N-432 km 310. Con dos horas a trote en mis pies, pero bien equipado: botas de montaña, cazadora, vaqueros, machete, escopeta de caza y provisiones de sobra para un hombre de 80 kilos.
Sólo, y más desnudo que nunca... vuelvo a sentir frío.

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desnudo by Francisco José Tamaral Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.

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